Yemanjá, cuyo nombre viene de la
expresión Yéyé omo ejá (madre cuyos
hijos son peces) es la reina de todas las aguas del mundo, sea de las aguas
dulces de los ríos y lagos, como de las aguas de mar. Cultuada en África por
los egbá, nación yoruba de la región
de Ifé e Igbadán, donde corre el rio YEMOJA.
Ese pueblo, cuando se transfirió para la región de Abéokutá, llevó consigo los
objetos sagrados de la diosa, que fueron depositados en el rio Ogun.
Aunque en el Brasil, Yemanjá es
cultuada en las aguas saladas, su origen es el rio que corre hacia el mar. El
saludo Odó Iyá, significa “madre del
rio”, y el saludo Èéru Iyá alude a
las espumas que se forman al encuentro de las aguas del ríos con las aguas del
mar, siendo ese uno de los locales de culto a Yemanjá.
Uno de los atributos que más
sobresale en Yemanjá son sus senos, así como su órgano genital, como es madre
de todos los hijos, la madre del mundo, ella es quien sustenta a la humanidad y
por eso, los órganos que la relacionan con la maternidad son sagrados.
Yemanjá es el espejo del mundo, la que refleja
todas las diferencias, pues una madre es siempre un espejo para el hijo, un
ejemplo de conducta. Es ella la madre que orienta, que muestra los caminos, que
educa y sabe, sobretodo, explorar las potencialidades que están dentro de cada
uno, como lo hizo con los guerreros de Olofin, mostrándoles lo bueno que eran
en sus oficios, pero diciendo al mismo tiempo, que la mayor guerra es aquella
que debemos trabar contra nuestros defectos.
Por ser madre de la cabeza (Iyá
Orí) Yemanjá acompaña a todos los rituales de la religión afro. Ella da inicio
a cualquier ceremonia y muy principalmente a la ceremonia del Borí, donde es
invocada juntamente con Oxalá.
Nota: Traducción libre de extractos del libro Òrìs̩à
Uma História - José Roberto Gaudenzi
*Nota del
Traductor
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