El rio Niger es el más importante
de Nigeria, con su gran imponencia corre por todo el país rasgando sus tierras,
esparciéndose por las principales ciudades a través de sus afluentes, siendo
por eso conocido con el nombre Odò Oya,
teniendo la palabra el significado de rasgar, esparcir. Ese rio es la morada de
la mujer más poderosa de África negra, madre de los nueve Orum, de los nueve hijos, del rio de nueve brazos, la madre de los
nueve, Iyá Mesàn, Yánsán.
Aun siendo saludada como diosa
del rio Niger, Oyá está relacionada al elemento fuego, indicando la unión de elementos
contradictorios, pues nace del agua y del fuego, de la tempestad, de un rayo
que corta el cielo en el medio de una lluvia, es la hija del fuego – Omo Ina. La tempestad es el poder manifiesto
de Yánsán, reina de los rayos, de los vientos, del tiempo que se cierra sin
llover.
Oyá es mujer guerrera por
vocación, sabe ir a la lucha y defender lo que es suyo; la batalla del día a
día es su felicidad. Ella sabe conquistar, sea en el fervor de las guerras, sea
en el arte del amor. Muestra su amor y su alegría contagiante en la misma
proporción que exterioriza su rabia, su odio. De esta forma, pasó a
identificarse mucho más con todas las actividades relacionadas al hombre, que
son desarrolladas fuera del hogar, por tanto no aprecia las tareas domésticas,
rechazando el papel femenino tradicional. Yánsán es la mujer que se despierta,
besa a sus hijos y va a la lucha en busca del sustento.
Independientemente a estos
atributos, es extremadamente femenina y su gran número de pasiones muestra su
atracción por los hombres. Oyá tuvo muchos compañeros y, verdaderamente los amó
a todos. Gracias a sus amores, conquistó grandes poderes y se tornó Orixá.
Diosa de los vientos y tifones,
de las aguas agitadas. El viento es el gran dominio de Oyá, pues el aire en
movimiento regula el fuego, ya que el viento propaga las llamas y sin aire, el
fuego no vive. Ella se relaciona también, con el agua de las tempestades, más
allá de las aguas del rio Níger, donde es cultuada.
La muerte y sus misterios no asustan
a Oyá, señora de los Eégun; fue ella quien cosió sus ropas, conoce el secreto,
sabe lo que hay por debajo de las telas, por eso Egúngún respeta a su reina, su
madre Oyá, la única que puede revelar el secreto de la muerte y el renacimiento.
Oyá es el viento que espanta a la
muerte, viento que balancea las hojas, que inclina la palmera real y hace que
su punta toque el suelo.
*Nota del
Traductor
No hay comentarios:
Publicar un comentario