Nàná, la diosa de los misterios,
es una divinidad cuyo origen se remonta a la creación del mundo. Cuando Odùdúwá
separó el agua salada que ya existía y liberó la “bolsa de la creación”, la
tierra, el punto de contacto entre esos dos elementos, formó el lodo de los
pantanos, donde residen los grandes fundamentos de Nàná. Señora de los buzios,
ella reúne en sí, muerte, fecundidad y
riqueza, y significando su nombre persona anciana y respetable.
Siendo la más antigua de las
divinidades de las aguas y conocida en algunas regiones de África como Inie,
Nàná representa la memoria ancestral de nuestro pueblo y madre antigua por
excelencia (Iyá Agbá) madre de Iroko,
Obalúwáiyé y Oxumaré; y por ser la diosa más antigua, es respetada como madre
de todos los demás Orixás.
A lo largo de su historia, la
vida del ser humano está cercada de misterio, principalmente el misterio de la
muerte… La muerte hace surgir en el
hombre los primeros sentimientos religiosos, y es cuando Nàná se hizo
comprender, en el momento en que los muertos eran enterrados en posición fetal,
remitiendo a una idea de nacimiento o renacimiento. El hombre primitivo
entendió que la muerte y la vida andan juntas, comprendiendo entonces los
misterios de Nàná.
Nàná es el principio, el medio y
el fin, el nacimiento, la vida y la muerte. Es el origen y es el poder.
Entender a Nàná es comprender el destino, la vida y la trayectoria del hombre
sobre la tierra, pues ella es el agua parada, agua de la vida y de la muerte.
Nàná es el comienzo, porque es el
barro y del barro fue hecha la vida. Es la dueña del asé, por ser el Orixá que da la vida y la sobrevivencia, que permite
el nacimiento de los dioses y los hombres. Ella no puede ser el recuerdo
angustiante de la muerte en la vida del ser humano, sino sólo para aquellos que
encaran este final como algo negativo.
Siendo la madre mayor, es la luz
que guía a los humanos en lo cotidiano. Conocer la propia vida y el propio
destino es conocer a Nàná, pues los fundamentos de los Orixás están ligados a
la vida. Nuestra vida es nuestro Orixá.
Nota: Traducción libre de extractos del libro Òrìs̩à
Uma História - José Roberto Gaudenzi
*Nota del
Traductor
No hay comentarios:
Publicar un comentario