ÒXÙMÀRÈ. Oxumaré es el Orixá de todos los movimientos, de todos los ciclos. Es necesario que la tierra esté en constante movimiento, que después del día venga la noche, que las estaciones del año se alternen, que el vapor del agua suba a los cielos y que caiga nuevamente sobre la tierra en forma de lluvia. Así, Oxumaré no debe ser olvidado, pues el fin de los ciclos es el fin del mundo.
Oxumaré vive en el cielo y viene a la tierra a visitarnos a través del arcoiris. Es una gran serpiente que une a la tierra y el cielo, asegura la unidad y renovación del universo.
Oxumaré es un Dios duplo, que pertenece al agua y a la tierra, configura la unión de los opuestos que se atraen y proporcionan la manutención del universo y de la vida. Sintetiza la duplicidad de todo ser: mortal (en el cuerpo) e inmortal (en el espíritu) también muestra la necesidad de movimiento y transformación.
Nota: Traducción libre de extractos del libro Òrìs̩à Uma História - José Roberto Gaudenzi