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Mi interés principal es divulgar en el Paraguay las religiones de matriz africana y en particular el candomblé, además de otros temas relacionados a estas religiones

1 mar 2014

EXÚ





ÈÙ - Exú es la figura más controvertida del panteón africano, el más humano de los Orixás, señor del principio y de la transformación. Dios de la tierra y del fuego, que procede a ordenar el universo. Exú es el ego de cada ser, el gran compañero del hombre en su día a día.
Son muchas las confusiones y equívocos relacionados a Exú. Pero el peor de ellos es la asociación hecha con la figura del diablo, lo pintan como un dios volcado a la maldad, a la perversidad, que se ocuparía de sembrar discordia entre los seres humanos. En verdad, Exú contiene en sí todas las contradicciones y conflictos inherentes al ser humano. El no es totalmente bueno ni malo, así como el hombre, es un ser capaz de amar y odiar, unir y separar, promover la paz y la guerra.
Exú es el Orixá que entiende como ninguno el principio de la reciprocidad, y, si es agradado como se debe, sabrá retribuir. Cuando es agradecido por su retribución, se torna amigo y fiel escudero. 
Exú es el primogénito del universo. Cuando en el mundo había sólo agua turbia, cuando no había forma, surgió un montículo de tierra rojiza, al cual Olòdúmaré sopló la vida, dando origen a Yangi - O̩bà Bàbá Èù  - (Exú Rey y Padre). Es la figura más importante de la cultura yoruba. Sin él, el mundo no tendría sentido, pues a través de él es que se llega a los demás Orixás y al Dios supremo, Olòdúmaré. Exú habla todas las lenguas y permite la comunicación entre el cielo y la tierra, entre los Orixás y los hombres.
Exú fue la primera forma dotada de existencia individual. No se sabe ciertamente su región de origen en África, pues en todos los reinos se rinde culto a Exú. Sus símbolos nos remiten a su carácter de amante de la libertad, del placer, del poder, de la riqueza, de la magia y de la fuerza, sus mayores dominios. 

Nota: Traducción libre de la obra Òrìṣà Uma História - José Roberto Gaudenzi
imagen: Acuarela de Carybé.